Sábado 16 de Agosto de 2025

Citaron a indagatoria a Norberto Cristian Graf por el encubrimiento del asesinato de Diego Fernández Lima

Publicado: 12-08-2025

En un nuevo capítulo del caso que conmocionó al barrio porteño de Coghlan, la Justicia citó a indagatoria a Norberto Cristian Graf, señalado como sospechoso en el encubrimiento del asesinato de Diego Fernández Lima, un joven de 16 años cuyos restos fueron hallados en mayo pasado en un terreno lindante a la casa donde vivía el exlíder de Soda Stereo, Gustavo Cerati. El crimen, ocurrido hace 41 años, salió a la luz tras el descubrimiento fortuito de restos óseos durante una obra en construcción, reabriendo una herida que la familia de la víctima llevaba décadas intentando cerrar.

Según informó LA NACION, el fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, avanza en la reconstrucción de los hechos que rodearon la desaparición de Fernández Lima el 26 de julio de 1984. Aquel día, el adolescente, que jugaba en las inferiores de Excursionistas y estudiaba en la Escuela Nacional Técnica N°36 de Villa Ortúzar, salió de su casa en Villa Urquiza comiendo una mandarina para visitar a un amigo. Nunca regresó. Su familia, encabezada por su padre hasta su fallecimiento en 1991, nunca aceptó la hipótesis policial de una “fuga de hogar” y persistió en la búsqueda de respuestas.

El hallazgo de los restos óseos en el terreno de avenida Congreso 3748, en Coghlan, marcó un punto de inflexión. Los obreros que trabajaban en la construcción de un edificio encontraron fragmentos óseos mientras excavaban los cimientos, lo que llevó a la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Los peritos confirmaron que los restos pertenecían a un varón de entre 16 y 19 años, con una herida cortopunzante en la cuarta costilla y signos de un intento de desmembramiento. Un estudio genético, comparado con una muestra de sangre de Bernabella Lima, madre de Diego, permitió identificar al joven, poniendo fin a 41 años de incertidumbre.

La investigación apuntó rápidamente a Norberto Cristian Graf, conocido como “el Jirafa”, un excompañero de colegio de la víctima que vivía en la casa de avenida Congreso 3742, donde se presume que ocurrió el crimen y donde el cuerpo fue enterrado en el fondo. Según fuentes judiciales, Graf y Fernández Lima no eran amigos cercanos, pero compartían una pasión por las motos, lo que pudo haber motivado la visita de Diego a la casa de los Graf aquel fatídico día. Testimonios de excompañeros describieron a Graf como un joven reservado, “callado” y con un perfil que hoy podría calificarse como “nerd”. Actualmente, Graf, de 58 años, vive con su esposa e hijos en la planta alta de la misma propiedad, mientras que su madre reside en la planta baja.

El fiscal López Perrando busca determinar si Graf tuvo un rol directo en el homicidio o si su responsabilidad se limita al encubrimiento del crimen. “Sospechamos que Fernández Lima fue por su propia voluntad a la casa de la familia Graf. Pasó algo que terminó con su asesinato. Se busca determinar quién fue el asesino y el móvil del crimen”, señaló un detective judicial a LA NACION. Además, se investiga si otros miembros de la familia Graf estaban al tanto del cuerpo enterrado en el fondo de la propiedad. “Estamos cerca de una prueba importante, un elemento clave que nos va a permitir saber si toda la familia sabía lo que había allí”, indicaron fuentes de la investigación.

El caso tomó relevancia mediática por la cercanía del terreno con la casa que Gustavo Cerati alquiló a principios de siglo, aunque este detalle es meramente circunstancial. La comunidad de Coghlan, por su parte, permanece en silencio. Vecinos entrevistados por LA NACION evitaron hablar o aseguraron no haber sospechado nada durante cuatro décadas. Una vecina describió a la madre de Graf como una mujer mayor, de entre 80 y 90 años, que sale a caminar pero no interactúa con nadie. “Nadie sabía nada. No se comentó nada entre vecinos hasta que salió en la tele”, afirmó otra residente.

La citación a indagatoria de Graf representa un paso crucial para esclarecer un crimen que permaneció oculto durante 41 años. La familia de Diego Fernández Lima, tras décadas de dolor y búsqueda, espera que la Justicia pueda finalmente responder qué pasó aquel 26 de julio de 1984 y quiénes son los responsables de la muerte del joven. Mientras tanto, en la tranquila calle de Coghlan, las puertas permanecen cerradas y las respuestas, aún esquivas.