Sábado 04 de Octubre de 2025

Emoción y defensa: José Luis Espert se quebró en vivo al rechazar acusaciones de violencia de género y reveló el respaldo total de Milei

Publicado: 04-10-2025

En un momento de visible congoja, el ministro de Capital Humano, José Luis Espert, rompió en llanto durante una entrevista televisiva al confrontar las graves acusaciones de violencia de género que pesan en su contra. Con la voz entrecortada, el economista liberal –uno de los pilares del gobierno de Javier Milei– defendió su inocencia con vehemencia y aseguró que el presidente nunca le ha pedido la renuncia. «Me dijo que sigamos avanzando», confesó, en un gesto que subraya la lealtad inquebrantable dentro de La Libertad Avanza.

El escándalo estalló a fines de septiembre, cuando la ex pareja de Espert presentó una denuncia formal ante la Justicia por presuntos episodios de agresión física y verbal durante su relación. Las revelaciones, que incluyeron testimonios detallados y supuestas pruebas, desataron una tormenta política en un momento delicado para el Ejecutivo, ya presionado por la agenda económica y las reformas estructurales. La oposición, desde el peronismo hasta la izquierda, no tardó en alzar la voz: figuras como Cristina Fernández de Kirchner y líderes de Unión por la Patria exigieron la cabeza del ministro, calificando el caso como «un ejemplo intolerable de impunidad en el poder».

Sin embargo, en la entrevista emitida esta tarde por TN, Espert no solo negó categóricamente las imputaciones, sino que las tildó de «una mentira orquestada para desgastarme políticamente». «Soy inocente, todo es una mentira orquestada para desgastarme políticamente», declaró con firmeza, antes de que la emoción lo traicionara. «Me quebré, fue muy duro», admitió, secándose las lágrimas mientras recordaba el impacto personal y familiar de las denuncias. El ministro, conocido por su estilo combativo en debates económicos, mostró un lado vulnerable que sorprendió a los espectadores y generó empatía entre sus seguidores.

El respaldo de Milei emerge como el eje de la crisis. Según Espert, el presidente lo llamó personalmente tras el estallido del caso para reafirmar su confianza absoluta. «Milei nunca me pidió la renuncia, me dijo que siga adelante y que confía en mí al 100%», relató el funcionario, quien asumió el cargo en diciembre de 2023 como parte del equipo de «shock» libertario. Este apoyo público del jefe de Estado busca blindar la estabilidad del gabinete, en medio de rumores de tensiones internas y presiones de aliados moderados que temen un desgaste mayor de la imagen gubernamental.

El caso de Espert no es aislado en el turbulento panorama político argentino, donde las denuncias por violencia de género han escalado en los últimos años, impulsadas por movimientos como Ni Una Menos. Su nombramiento como ministro ya había sido controvertido por sus posturas económicas radicales –defensor acérrimo de la dolarización y recortes fiscales–, pero esta vez el foco está en lo personal. La Justicia, por su parte, abrió una investigación preliminar, aunque fuentes cercanas al expediente indican que podría extenderse meses sin resolución inmediata.

Mientras tanto, las repercusiones se sienten en el Congreso: bloques opositores anunciaron pedidos de interpelación, y organizaciones feministas convocaron marchas frente a la Casa Rosada para demandar «justicia pronta y efectiva». Del lado oficialista, voceros libertarios como el diputado Nicolás Mayoraz salieron al cruce, calificando las acusaciones como «una operación kirchnerista» destinada a desestabilizar el ajuste fiscal.

En este contexto de alta temperatura, Espert prometió «colaborar con la Justicia en todo lo necesario» y reiteró su compromiso con la agenda mileísta. «No voy a renunciar porque no tengo nada que ocultar», zanjó, en un llamado a la unidad que resuena en un gobierno que no puede permitirse más fisuras. La pelota, ahora, está en el tejado judicial: ¿prevalece la presunción de inocencia o las demandas de equidad de género forzarán un cambio en el Ministerio de Capital Humano? Solo el tiempo –y las urnas de 2027– lo dirán.

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