Lunes 20 de Octubre de 2025

Robo Millonario en el Louvre: Ladrones huyen con joyas de la corona de valor incalculable

Publicado: 19-10-2025

En un audaz asalto que ha conmocionado al mundo del arte, tres ladrones encapuchados irrumpieron en la Galería de Apolo del Museo del Louvre, el enclave cultural más visitado del planeta, y se llevaron nueve piezas de joyería de «valor inestimable». Entre los tesoros expuestos –coronas engastadas con piedras preciosas y diamantes legendarios como el Régent, de 140 quilates– los delincuentes actuaron con precisión quirúrgica, aprovechando una zona en obras para evadir las alarmas y escapar en motocicleta. El incidente, ocurrido en la mañana del domingo, desató escenas de pánico entre los visitantes y ha puesto en jaque la seguridad de uno de los mayores patrimonios de la humanidad.
Un Golpe Perfecto en el Corazón del Louvre
El robo tuvo lugar al amanecer de un día que prometía ser rutinario para el Louvre, que atrae a más de 10 millones de turistas al año. Según testigos presenciales, el caos se desató cerca de la icónica pirámide de cristal diseñada por I.M. Pei. Kacie, una visitante estadounidense, compartió en redes sociales un relato escalofriante: «La policía corría cerca de la pirámide e intentaba entrar al Louvre por las puertas laterales de cristal, pero estaban cerradas e imposibilitaban abrirlas». El pánico se extendió rápidamente, con miles de personas evacuadas mientras las sirenas aullaban en las calles aledañas al Sena.
Los autores del golpe, descritos como tres individuos con pasamontañas, accedieron al edificio por una entrada secundaria en remodelación junto a los muelles del río. Utilizando un montacargas improvisado, ascendieron directamente a la Galería de Apolo, una sala renacentista rebosante de opulencia barroca. Dos de los ladrones destrozaron las vitrinas blindadas con herramientas no especificadas, mientras el tercero montaba guardia en el exterior. En menos de cinco minutos, habían sustraído collares, broches y tiaras pertenecientes a la colección napoleónica, huyendo por la misma ruta en una motocicleta robada. «Fue como una escena de película», relató otro testigo al diario Le Parisien.
Afortunadamente, no se reportaron heridos, pero el museo cerró sus puertas de inmediato, cancelando visitas programadas y dejando a los expertos en estado de shock. El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, calificó el botín como de «valor inestimable», advirtiendo que las autoridades temen que las joyas sean fundidas en lingotes, un destino similar al sufrido por el oro robado un mes antes en el Museo de Historia Natural de París, valorado en 600.000 euros.
La Galería de Apolo: Un Santuario de Esplendor Real
La Galería de Apolo, ubicada en el ala Richelieu del Louvre, no es solo una sala de exposiciones: es un monumento al poder absoluto. Concebida en el siglo XVII por orden de Luis XIV, el Rey Sol, como un reflejo de su divinidad, la galería fue decorada por el pintor Charles Le Brun con frescos que glorifican mitos clásicos y alegorías solares. Sus techos abovedados, incrustados de oro y lapislázuli, y sus paredes adornadas con esculturas, la convierten en un espacio de ensueño que ha inspirado a generaciones de artistas y monarcas.
En su corazón late la Colección de Gemas y Diamantes de la Corona, un tesoro acumulado durante siglos por la monarquía francesa. Aquí reposan piezas talladas en ágata, amatista, jade y cristal de roca, junto a la emblemática «Nave de lapislázuli», conocida como ‘El barco de Neptuno’, una obra maestra de la orfebrería del Renacimiento. Pero son los diamantes los verdaderos protagonistas: el Sancy, con su talla en forma de pera y una historia ligada a guerras y papas; el Hortensia, rosado y cautivador; y, sobre todo, el Régent, una gema incolora de 140 quilates descubierta en las minas de Golconda, India, en 1698.
El Régent, tallado por el célebre joyero francés Jacob Jacob, ha adornado las coronas de Luis XV, la tiara de María Antonieta y hasta el puño de Napoleón Bonaparte durante su coronación en 1804. Vendido al rey francés por 2 millones de libras –una fortuna para la época–, este diamante simboliza la opulencia de la Francia absolutista. Milagrosamente, escapó al saqueo: «El Régent permanece intacto en nuestra custodia», confirmó el Ministerio de Cultura en un comunicado oficial. Sin embargo, las nueve joyas robadas –incluyendo reliquias de Napoleón y su emperatriz Josefina– representan una pérdida irreparable para la historia.
Sombras sobre la Seguridad: ¿Vulnerabilidades en el Templo del Arte?
Este no es un robo aislado en la capital francesa, apodada la «Ciudad de la Luz» pero cada vez más expuesta a las sombras del crimen organizado. Hace apenas un mes, el Museo de Historia Natural sufrió un atraco similar con piezas de oro antiguo. Y en 2010, el Museo de Arte Moderno de París fue blanco de Vjeran Tomic, el «Fantasma de los Museos», quien se llevó cuadros de Matisse y Picasso valorados en 100 millones de euros –todavía en paradero desconocido.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, reveló que una de las piezas hurtadas, una joya perteneciente a la corona de la emperatriz Eugenia (esposa de Napoleón III), fue recuperada milagrosamente tras caerse de la motocicleta de los ladrones durante la huida. «Es un rayo de esperanza en medio de la tragedia», declaró Dati, quien ha ordenado una auditoría exhaustiva de los sistemas de seguridad del Louvre. Expertos apuntan a fallos en las alarmas perimetrales y a la proximidad de obras de construcción como factores clave en el éxito del golpe.
La policía ha desplegado un dispositivo masivo, con interpolación activa y análisis de cámaras de vigilancia. «Estamos ante una operación profesional, posiblemente ligada a redes internacionales de tráfico de arte», estimó un portavoz de la Brigada de Investigación de Delitos contra el Patrimonio. Mientras tanto, el Louvre reabrirá parcialmente este lunes, pero la Galería de Apolo permanecerá clausurada indefinidamente.
Un Legado en Peligro: Reflexiones sobre el Futuro del Patrimonio
El robo en el Louvre trasciende lo material: es un recordatorio brutal de cómo la codicia humana amenaza los hilos invisibles que tejen nuestra historia compartida. Estas joyas no son meros objetos brillantes; son testigos mudos de revoluciones, coronaciones y exilios. El Régent, por ejemplo, sobrevivió a la Revolución Francesa oculto en un cajón de la Bastilla, solo para resurgir como emblema imperial bajo Napoleón. ¿Qué historias se perderán si el resto del botín es destruido?
En un mundo donde el arte se valora en miles de millones, incidentes como este exigen respuestas urgentes. Organizaciones como la UNESCO han instado a Francia a reforzar la cooperación global contra el saqueo cultural. Mientras las investigaciones avanzan, París llora en silencio la afrenta a su joya de la corona. El Louvre, resiliente como la Torre Eiffel, se levantará de nuevo, pero esta herida tardará en cicatrizar.