Jueves 09 de Octubre de 2025

Condena histórica en el juicio por el atentado contra Cristina Kirchner: Sabag Montiel y Uliarte, a prisión por intento de magnicidio

Publicado: 08-10-2025

En un fallo que cierra un capítulo doloroso de la historia política argentina, el Tribunal Oral Federal N° 6 condenó hoy a Fernando Sabag Montiel a 10 años de prisión y a Brenda Uliarte a 8 años como partícipe necesaria en el fallido intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El veredicto, emitido tras un extenso debate oral, marca el primer fallo definitivo en el caso que conmocionó al país en septiembre de 2022, cuando un vendedor ambulante apuntó un arma a la cabeza de la exmandataria frente a su domicilio en el barrio de Recoleta.

El juicio, presidido por los jueces Ignacio Fornari, Sabrina Namer y Adrián Grünberg, llegó a su fin con la absolución de Nicolás Carrizo, el tercer imputado inicialmente señalado como «jefe de los copitos» –un apodo que aludía a los vendedores de algodón de azúcar como Sabag Montiel y Uliarte–. La fiscal de juicio, Gabriela Baigún, y la querella decidieron retirar la acusación contra Carrizo durante el desarrollo del proceso, al demostrarse su inexistencia de participación en los hechos. Los fundamentos detallados de la sentencia se darán a conocer el próximo 9 de diciembre, pero el fallo inmediato impone la prisión efectiva para los dos principales responsables.

El contexto del atentado que paralizó al país

El 1 de septiembre de 2022, en medio de una multitudinaria movilización de militantes peronistas, Sabag Montiel se acercó a Kirchner con un revólver Taurus calibre 32 cargado con cinco balas. El arma falló al momento de accionar el gatillo, evitando lo que podría haber sido un magnicidio de proporciones históricas. Uliarte, exnovia del atacante y también vendedora de «copitos», fue acusada de haber participado en la planificación del acto, incluyendo la adquisición del arma y el traslado en un colectivo desde la provincia de Buenos Aires.

El caso destapó una red de presuntas conexiones políticas, con investigaciones en curso que apuntan a posibles vínculos con figuras como el diputado nacional Gerardo Milman (PRO), aunque estos elementos no formaron parte central del juicio por el intento de asesinato. El atentado generó una ola de conmoción nacional e internacional, con manifestaciones masivas en defensa de la democracia y un endurecimiento del debate sobre la violencia política en Argentina.

Las últimas palabras: desvaríos, silencios y reclamos de inocencia

En la audiencia final de este miércoles, los acusados tuvieron la oportunidad de pronunciar sus «últimas palabras» ante el tribunal, en un momento cargado de tensión emocional y, en algunos casos, de desconexión con la realidad.

Sabag Montiel, de 37 años y origen brasileño, protagonizó un monólogo errático que duró varios minutos. Intentó equiparar su situación con la muerte del fiscal Alberto Nisman en 2015, pero fue interrumpido por la presidenta del tribunal, Sabrina Namer, quien le exigió ceñirse al debate: «Concéntrese en el juicio, por favor». El condenado prosiguió con teorías conspirativas, alegando que «quieren matarme» y que se le busca «tirar el muerto» a Milman, a quien describió como víctima de una «bajeza total». Incluso mencionó una supuesta intervención del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien habría pedido personalmente a Kirchner, durante un encuentro en la Casa Rosada, garantías para una extradición ficticia desde Brasil. Sus declaraciones, entrecortadas y sin pruebas, reflejaron el perfil psicológico explorado durante el juicio: un hombre con ideas delirantes y un historial de inestabilidad.

Por su parte, Brenda Uliarte, de 29 años, optó por el silencio. Aislada en la sala por agentes del Servicio Penitenciario Federal para evitar cualquier contacto con Sabag Montiel, la joven no hizo uso de su derecho a hablar, limitándose a observar el desarrollo de la audiencia con expresión estoica. Su rol como partícipe necesaria fue calificado por el tribunal como esencial en la logística del plan, basado en pruebas como mensajes de WhatsApp y testimonios de testigos.

Nicolás Carrizo, de 26 años, quien pasó tres años en prisión preventiva, rompió el silencio con un breve pero impactante testimonio: «Siento esa impotencia por dentro por haber pasado preso estos tres años que nadie me los va a devolver. Me gustaría que esto no le pasara a nadie más». Su absolución, aunque tardía, representa un alivio parcial en un proceso que lo marcó indeleblemente.

Implicancias políticas y un mensaje contra la violencia

El fallo llega en un contexto de polarización extrema en Argentina, donde el atentado contra Kirchner se inscribe en una serie de episodios de violencia política que han salpicado la democracia desde el retorno a la democracia en 1983. Si bien la vicepresidenta no emitió declaraciones inmediatas sobre la condena –según fuentes cercanas, se encontraba en actividades protocolares en la Residencia de Olivos–, el veredicto es visto como un triunfo para la justicia en la lucha contra el extremismo.

Expertos en derecho penal consultados por este medio destacan que las penas –10 años para Sabag Montiel por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y contra una funcionaria pública, y 8 para Uliarte– son proporcionales a la gravedad del hecho, aunque podrían ser apeladas ante la Cámara Federal de Casación Penal. «Es un precedente importante para desarticular redes de odio que amenazan la estabilidad institucional», opinó el analista jurídico Martín Doñate, exdiputado nacional.

Mientras los acusados son trasladados a unidades penitenciarias federales –Sabag Montiel a la cárcel de Marcos Paz y Uliarte a Ezeiza–, el país respira aliviado pero alerta. El intento fallido de 2022 no solo expuso vulnerabilidades en la seguridad de líderes políticos, sino que reavivó el debate sobre la responsabilidad colectiva en la contención de la violencia. Con los fundamentos del fallo pendientes, el caso Sabag Montiel-Uliarte cierra una etapa, pero deja abiertas preguntas sobre los hilos sueltos de una trama que aún podría ramificarse en la Justicia.