Confesión Explosiva en el Triple Crimen de Florencio Varela: «Alguien Pagó un Millón de Dólares por lo que hicieron»
Publicado: 08-10-2025

En un giro dramático que podría desentrañar el oscuro entramado detrás de uno de los crímenes más brutales del conurbano bonaerense, una de las detenidas en el caso del triple homicidio de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez rompió el silencio durante su declaración indagatoria ampliada. Celeste Magalí González Guerrero, identificada como presunta partícipe del plan criminal, reveló que el móvil de los asesinatos fue un robo millonario de 30 kilos de cocaína, y aseguró que «alguien pagó un millón de dólares por lo que hicieron». La confesión, que duró varias horas y dejó atónitos a los fiscales, expone una red de narcotráfico, mutilaciones y traiciones que conmocionó a la sociedad argentina.
El caso, que estalló en septiembre pasado, comenzó con el hallazgo de los cuerpos mutilados de las tres jóvenes —todas de entre 20 y 25 años— enterrados en el fondo de una vivienda en Florencio Varela, al sur del Gran Buenos Aires. Las víctimas, amigas entre sí, habían desaparecido en circunstancias sospechosas tras una noche de fiesta. Las autopsias revelaron no solo las mutilaciones post mortem —posiblemente para dificultar la identificación—, sino también signos de violencia extrema: golpes, asfixia y, según peritajes preliminares, posible exposición a sustancias tóxicas. La casa donde se encontraron los restos, un modesto chalet en el barrio Santa María, se convirtió en el epicentro de la investigación a cargo de la fiscalía de Lomas de Zamora, liderada por los fiscales Florencia Costa y Leonardo Sosa.
González Guerrero, de 28 años y con antecedentes por venta de estupefacientes menores, había sido arrestada hace dos semanas junto a otros tres sospechosos en allanamientos coordinados entre la Policía Bonaerense y la Federal. En su primera declaración, se limitó a negar todo conocimiento, invocando un «pacto de silencio» con los demás implicados. Sin embargo, bajo presión de pruebas forenses —incluyendo ADN en guantes de látex hallados en la escena y grabaciones de cámaras de seguridad que la ubican cerca del lugar—, decidió ampliar su testimonio este martes en los tribunales de Lomas. «No aguanto más la culpa», habría dicho al inicio, según fuentes cercanas a la causa.
El Relato del Horror: Detalles que Helan la Sangre
En una reconstrucción cronológica escalofriante, la detenida describió los hechos de la madrugada del crimen, ocurrido el 15 de septiembre. Según su versión, las víctimas llegaron a la casa de Florencio Varela en compañía de Matías Agustín Ozorio, un joven de 24 años detenido días después en Perú y en proceso de extradición. Ozorio, apodado «Matías» en el relato, habría sido el encargado de «entregar» a las tres mujeres, quienes supuestamente actuaban como «mulas» en una operación de transporte de droga. «Ellas sabían lo que traían, pero no contaban con que el paquete era más grande de lo que creían», relató González Guerrero, aludiendo a los 30 kilos de cocaína que, según ella, las jóvenes intentaron robar de un cargamento mayor controlado por una banda narco regional.
La sospechosa detalló cómo, alrededor de las 2 de la mañana, el grupo —integrado por ella misma, Ozorio, un tal «Nero» (identificado como un sicario prófugo) y «Paco» (otro encapuchado aún no capturado)— irrumpió en la vivienda. Tres hombres adicionales, con guantes de látex blancos en las manos, esperaban en el living, listos para ejecutar el castigo. «Llegaron con Matías y los otros. Yo estaba afuera, vigilando, pero escuché los gritos», confesó. Las jóvenes, ebrias y desorientadas tras una previa en un boliche cercano, fueron sometidas en cuestión de minutos. Verdi, del Castillo y Gutiérrez fueron golpeadas, amordazadas y, según el testimonio, inyectadas con una sustancia para «calmarlas» antes de ser asfixiadas. Posteriormente, los cuerpos fueron mutilados —se cortaron dedos y se extrajeron dientes— para evitar identificaciones rápidas vía huellas o dentales, y enterrados en pozos improvisados en el patio trasero.
Lo más impactante de la confesión es el móvil económico: González Guerrero sostuvo que el robo de la cocaína, valorada en el mercado negro en al menos 1,5 millones de dólares, desató la venganza. «Alguien pagó un millón de dólares por lo que hicieron», afirmó categóricamente, señalando a un «pequeño J» —alias de Tony Janzen Valverde Victoriano, un narcotraficante peruano de 35 años considerado el autor intelectual—. Valverde Victoriano, conocido en el under bonaerense como «Pequeño J», opera desde Lima y es buscado por Interpol por lavado de activos. La detenida lo describió como el financista que «contrató» a la banda para «limpiar» el desfalco, prometiendo una recompensa en efectivo que se dividiría entre los ejecutores. «Julio [otro alias para Valverde] lo organizó todo desde allá. Nos dijo que no quedara rastro», agregó.
La Red Tras Bastidores: Detenciones y Pistas Pendientes
La confesión ha acelerado la investigación. Ozorio, extraditado esta semana desde Perú, enfrenta cargos por homicidio agravado y asociación ilícita. Valverde Victoriano permanece prófugo, pero fuentes judiciales indican que su captura es inminente gracias a cooperación internacional. González Guerrero, por su parte, negocia beneficios a cambio de más detalles, incluyendo la ubicación de posibles escondites de droga en el Gran Buenos Aires. «Esto abre la puerta a desmantelar una célula narco que opera desde el conurbano hasta el norte», comentó un alto funcionario de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), bajo condición de anonimato.
Familiares de las víctimas, devastados, recibieron la noticia con una mezcla de alivio y rabia. María Verdi, madre de Morena, declaró a este medio: «Mi hija no merecía esto. Eran chicas normales, no criminales. Queremos justicia total, no solo para ellas, sino para evitar que vuelva a pasar». Las tres jóvenes, originarias de barrios humildes de Varela y Berazategui, soñaban con una vida mejor; Verdi estudiaba enfermería, Del Castillo trabajaba en un supermercado y Gutiérrez era madre reciente.
Este triple crimen no es un hecho aislado. En el último año, Florencio Varela ha registrado un alza del 40% en homicidios vinculados al narcotráfico, según datos del Ministerio de Seguridad bonaerense. Expertos advierten que casos como este reflejan la creciente infiltración de carteles transnacionales en el conurbano, donde el dólar azul y las rutas de droga desde Bolivia y Perú facilitan operaciones letales.
La fiscalía anunció que la próxima semana se realizará una rueda de reconocimiento y peritajes balísticos adicionales. Mientras tanto, la confesión de González Guerrero podría ser el hilo que deshilache una madeja de corrupción y violencia. ¿Habrá más traiciones en esta red de sombras? Solo el tiempo —y las próximas declaraciones— lo dirán.