Desaparición en España: Una joven argentina viaja por un trabajo soñado y desaparece en la isla de Mallorca
Publicado: 21-10-2025
Paola Mariana Lens, una joven de 26 años oriunda de Villa Devoto, Buenos Aires, llegó a España el 6 de octubre con ilusiones de un futuro prometedor. Atraída por una oferta laboral como niñera para una familia alemana, la argentina soñaba con ahorrar para mudarse a Andorra y convertirse en instructora de esquí, un deporte que apasionaba. Sin embargo, ocho días después de su llegada, el contacto con su familia se cortó abruptamente. Hoy, sus seres queridos temen lo peor: que Paola haya sido víctima de un engaño y se encuentre secuestrada.
La historia de Paola, una chica aventurera y deportista, comenzó como tantas otras de jóvenes argentinos buscando oportunidades en el exterior. Tras dos entrevistas virtuales a través de una aplicación desconocida para su familia, aceptó un «intercambio cultural» que incluía un salario de 300 euros mensuales, alojamiento, comidas, gimnasio, clases de idiomas y hasta el pasaje de ida. A cambio, trabajaría ocho horas diarias cuidando niños. «Se fue contenta, con ganas de empezar esta nueva etapa», relató Gabriela, su madre, en una entrevista exclusiva con este medio.
Una llegada llena de esperanza y un silencio alarmante
El vuelo de Paola aterrizó en Palma de Mallorca, la vibrante capital de las Islas Baleares, donde la familia alemana la esperaba. Durante la primera semana, todo parecía ir sobre ruedas. Paola mantenía conversaciones fluidas con sus padres y amigos a través de WhatsApp e Instagram, compartiendo anécdotas de su adaptación a la isla mediterránea. «Hablábamos todos los días. Me contaba de la playa, del trabajo… Estaba entusiasmada», recuerda Gabriela.
Pero el 14 de octubre, el idilio se transformó en pesadilla. Esa fue la última vez que Paola se comunicó con su familia. De repente, desinstaló WhatsApp, bloqueó a sus contactos en Instagram y dejó su cuenta activa solo para extraños. Un chequeo en su correo electrónico reveló algo aún más inquietante: todos los mensajes anteriores a septiembre habían sido borrados, incluyendo el del pasaje aéreo. «No entendíamos nada. Intentamos llamarla, escribirle… Nada», confiesa la madre, con la voz quebrada.
Llamadas angustiosas y pistas que desconciertan
En los días siguientes, surgieron comunicaciones esporádicas que solo avivaron las sospechas. Un amigo cercano recibió una videollamada de apenas 30 segundos: Paola aparecía en la calle, acompañada de otra persona, con el rostro visiblemente alterado. Sin audio, pero con una expresión de angustia que helaba la sangre. «Estaba llorando, pero insistía en que estaba ‘super bien'», relata el amigo, quien grabó la interacción y la compartió con la familia.
Más impactante aún fue una llamada telefónica con este mismo confidente, en la que Paola sollozaba mientras aseguraba no querer «volver a cero». «Estoy en un re laburo en Mallorca, no lo quiero perder», le dijo, evasiva sobre su ubicación y el cambio de número. Cuando el amigo le ofreció viajar de inmediato para verla, ella respondió con un «No tenés que hacer esto» entre lágrimas, enfatizando que él era «una de las pocas personas en las que confiaba». La conversación, de tono desesperado, dura menos de un minuto y ha sido clave para la familia: «Todo indica que está bajo amenaza. ¿Quién la acompañaba en esa videollamada? ¿Por qué borra todo rastro?», se pregunta Gabriela.
La madre también menciona un contacto con una chica que habló brevemente con Paola. «No me cerraba lo que decían. Parecía forzada, como si alguien estuviera escuchando». Ante estas señales –el bloqueo selectivo, la eliminación de datos y las interacciones cortas y emocionales–, la familia apunta a un posible secuestro. «Si es víctima de trata, es gravísimo. Si está mal anímicamente, también lo es. Yo solo quiero a Mariana feliz», declara Gabriela, usando el segundo nombre de su hija.
Autoridades en alerta: ¿Secuestro o ausencia voluntaria?
La denuncia no ha sido un camino fácil. Gabriela intentó radicar una en España a través de un intermediario, pero las autoridades locales se negaron al no conocer personalmente a Paola. «Me dijeron que no era suficiente», lamenta. Sin embargo, Infobae confirmó que la Cancillería argentina ya intervino en el caso. El organismo diplomático mantiene el expediente bajo estricta confidencialidad y no revela si se trata de una investigación por desaparición forzada o por ausencia voluntaria. «Estamos coordinando con las embajadas y las policías involucradas», fue el escueto comunicado oficial.
Expertos en trata de personas consultados por este medio advierten que casos como este no son aislados. España, con su atractivo turístico y laboral, es un destino frecuente para redes que explotan a jóvenes en busca de empleo. «El ‘intercambio cultural’ es un gancho común para engaños. La falta de verificación de empleadores es un riesgo enorme», explica una fuente de ONG especializada en migración.
La familia clama por respuestas
Mientras las horas se convierten en días, la familia de Paola no ceja en su búsqueda. Han rastreado perfiles falsos en redes y contactado a conocidos en Mallorca. «Necesitamos que las autoridades actúen ya. Mariana no se iría así, sin decir nada», urge Gabriela, quien comparte audios y videos en redes para visibilizar el caso.