Desesperada búsqueda de los jubilados Pedro Kreder y Juana Morales en Comodoro Rivadavia
Publicado: 20-10-2025

La angustia se apodera de la familia y la comunidad de Comodoro Rivadavia mientras continúa la intensa búsqueda de Pedro Alberto Kreder, de 79 años, y Juana Inés Morales, de 69, la pareja de jubilados desaparecida desde el pasado 13 de octubre. Lo que comenzó como un viaje rutinario hacia Camarones se ha convertido en una pesadilla que moviliza a decenas de voluntarios, policías y equipos especializados en un terreno hostil y de difícil acceso.
Pedro y Juana fueron vistos por última vez saliendo de su hogar en esta ciudad chubutense, rumbo al norte provincial. Las cámaras de seguridad capturaron un momento clave a las 9:31 de ese fatídico lunes: la pareja circulando por la rotonda de las rutas 39 y 3. Minutos después, a las 9:50, aparecieron en grabaciones retirándose de Caleta Córdova, cerca del aeropuerto local. Desde entonces, el silencio. Ni una llamada, ni un rastro.
El viernes 17 de octubre, un hallazgo clave avivó la esperanza y, al mismo tiempo, la preocupación: su camioneta Toyota Hilux fue encontrada empantanada en una zona agreste, con el cierre centralizado activado. «Esto nos hace pensar que se bajaron voluntariamente, quizás para pedir ayuda o explorar el camino», explican fuentes policiales. Dentro del vehículo, todo parecía en orden: objetos personales, dinero en efectivo e incluso documentos. Sin embargo, lo que faltaba era alarmante: sus teléfonos celulares habían desaparecido, lo que genera temores sobre su estado actual.
Gabriela Kreder, hija de Pedro, no oculta su incredulidad ante la situación. «Mi papá es muy prudente, cuidadoso con su vida y con la camioneta. No habría arriesgado ni la suya ni la de Juana manejando por un lugar tan peligroso», declaró a los medios locales, con la voz quebrada por la emoción. La familia, que ha alertado a todas las redes posibles, clama por más recursos y visibilidad para no bajar los brazos.
La respuesta no se hizo esperar. Unos 40 efectivos policiales, junto con personal de la Subsecretaría de Protección Ciudadana y Defensa Civil Municipal, han desplegado un operativo sin precedentes. Drones sobrevuelan la zona costera y los cañadones, mientras perros especializados rastrean huellas en terrenos de difícil acceso. Los vecinos, solidarios como siempre en esta Patagonia endurecida, se suman con sus camionetas particulares, peinando cada rincón en busca de indicios.
Este lunes, un nuevo descubrimiento añadió un matiz intrigante al caso: fogatas recién apagadas en el Cañadón Visser, a metros de la ruta 3. ¿Señal de los desaparecidos o de transeúntes casuales? La Policía no descarta ninguna hipótesis y redobla los rastrillajes en esa área, que combina dunas movedizas, viento inclemente y un paisaje que puede engullir a cualquiera en cuestión de horas.
A una semana de la desaparición, el caso de Pedro y Juana trasciende lo local y se convierte en un recordatorio brutal de los riesgos que acechan en rutas olvidadas. Autoridades provinciales han prometido apoyo logístico adicional, pero la familia insiste: «Cada hora cuenta». Mientras el sol se pone sobre Comodoro Rivadavia, la esperanza se mantiene viva, alimentada por la tenacidad de una comunidad que no se rinde.
Las autoridades solicitan cualquier información al 101 o a la comisaría más cercana. Pedro y Juana, ¿dónde están? La respuesta, rezan todos, llegará pronto.