El fútbol está de luto: Murió Miguel Angel Russo, técnico de Boca Juniors
Publicado: 08-10-2025
El mundo del fútbol argentino está de pie en duelo. Miguel Ángel Russo, el eterno «Miguelo», el director técnico que llevó a Boca Juniors a la cima del continente en más de una ocasión, falleció hoy a los 69 años en su domicilio de Buenos Aires. La noticia, confirmada por el club a través de un comunicado oficial en sus redes sociales, golpeó como un rayo en la Bombonera, dejando a jugadores, dirigentes y la hinchada boquense en un silencio sepulcral. Russo, quien asumió el cargo de entrenador del Xeneize en enero de 2025 tras un exitoso paso por Vélez Sarsfield, se despidió de la vida en medio de un ciclo que prometía revancha en la Copa Libertadores, pero que fue interrumpido por una batalla silenciosa contra una enfermedad que lo consumía desde hace meses.
Russo, nacido el 9 de abril de 1956 en Avellaneda, no era solo un técnico: era un símbolo de garra, estrategia y lealtad. Como jugador, brilló como mediocampista defensivo en Estudiantes de La Plata durante dos décadas, ganando la Libertadores de 1968 y el Intercontinental ese mismo año. Pero fue en los banquillos donde se convirtió en leyenda. Su regreso a Boca en 2020, tras dirigir al club entre 2006 y 2007, marcó un antes y un después. En su segundo ciclo, levantó la Superliga 2019-20 en una definición agónica ante River Plate, y aunque la eliminación en semis de la Libertadores ante Santos dolió, su Copa de la Liga 2020 fue el bálsamo para una afición sedienta de títulos.
En 2025, Russo volvía a Boca con la misión de reconstruir un equipo golpeado por lesiones y salidas clave. Bajo su mando, el Xeneize sumó 12 victorias en 22 partidos del Torneo Clausura, con un estilo pragmático que priorizaba la solidez defensiva —con solo 18 goles en contra— y contraataques letales liderados por Edinson Cavani y Miguel Merentiel. «Miguelo» no era de fuegos artificiales; era de abrazos en el vestuario y charlas eternas con los pibes de la cantera. Su último partido, una victoria 2-0 sobre Talleres el pasado domingo en Córdoba, lo dejó exhausto, pero con una sonrisa: «Acá se gana con huevos, no con plata», soltó en conferencia, fiel a su estilo bonavidese.
Un Adiós que Duele en lo Profundo: La Enfermedad y el Apoyo Silencioso
La salud de Russo se deterioró progresivamente desde julio, cuando un chequeo rutinario reveló complicaciones cardíacas agravadas por el estrés de la profesión. Internado en su hogar durante las últimas semanas con pronóstico reservado, el DT recibió atención médica constante, pero su familia decidió mantener el hermetismo para no distraer al equipo. Juan Román Riquelme, presidente de Boca y amigo personal de Russo desde los tiempos de gloria en la Libertadores 2007, lo visitó en varias oportunidades. «Está golpeado, devastado», reveló un allegado a Riquelme en exclusiva a este medio, recordando cómo el 10 —quien aún llora la pérdida de su mánager Daniel Bolotnicoff en agosto— encontró en Russo no solo un colega, sino un confidente. «Viene de duelos duros, pero por Miguelo daría todo», confesó el propio Román en una charla privada.
El club emitió un comunicado emotivo esta tarde: «Boca Juniors lamenta profundamente el fallecimiento de Miguel Ángel Russo, nuestro director técnico y un ídolo eterno. Su legado de títulos, humildad y pasión xeneize vivirá por siempre en La Bombonera. Acompañamos a su familia, amigos y a todo el fútbol sudamericano en este dolor inmenso». Jugadores como Cavani, con lágrimas en los ojos durante el entrenamiento, y el capitán Marcos Rojo dedicaron la sesión a su memoria, luciendo brazaletes negros. «Era un padre para nosotros. Nos enseñó a pelear hasta el final», posteó Rojo en X, sumándose a un torrente de mensajes de excompañeros como Juan Sebastián Verón y Carlos Bianchi, quien lo llamó «el mejor discípulo del fútbol argentino».
Legado Inmortal: Títulos, Momentos y una Huella en el Alma Bostera
Russo no solo ganó trofeos; moldeó caracteres. En Boca, su palmarés incluye dos Libertadores (2007 y como asistente en 2000), tres Primera División, una Copa Argentina y la Recopa Sudamericana. Fuera del Xeneize, brilló en Vélez (Clausura 2005), Rosario Central y hasta en Al-Nassr de Arabia Saudita, donde dirigió a Cristiano Ronaldo en 2019. Pero su corazón siempre latió por La Ribera. «Boca es mi casa, mi gente. Acá nací como técnico», dijo en una entrevista con TyC Sports en marzo de 2025, tras una goleada 4-1 a Independiente que encendió esperanzas de tricampeonato.
El impacto trasciende fronteras. En Colombia, donde ganó la Liga con Millonarios en 2018, y en Uruguay con Nacional (bicampeón 2011), lo lloran como a un hijo pródigo. La Conmebol, a través de su presidente Alejandro Domínguez, decretó un minuto de silencio en todos los partidos del continente esta semana. Y en Buenos Aires, la AFA suspendió el entrenamiento de la Selección para un homenaje especial.
¿Qué Sigue para Boca? Un Equipo en Luto y la Búsqueda de un Sucesor
Con Russo al frente, Boca marchaba tercero en el Clausura, a cuatro puntos del líder River, y clasificado a octavos de la Sudamericana. Ahora, el interinato recae en el asistente Leandro Somoza, exmediocampista xeneize, mientras Riquelme acelera la búsqueda de un reemplazo. Nombres como Guillermo Barros Schelotto y Gabriel Milito suenan fuerte, pero el presidente prioriza «alguien con el ADN de Miguelo: humilde y ganador». La Bombonera, ese coloso de 12 estrellas, abrirá sus puertas el domingo ante Racing con el estadio a media asta, y un mosaico gigante: «Gracias, Miguelo. Eterno DT bostero».
En un fútbol de egos y flashes, Russo fue la antítesis: un tipo de barrio que elevaba a los suyos sin alzar la voz. Su partida deja un vacío, pero también un faro. Como él mismo dijo una vez: «El fútbol no se acaba con un pitazo; se vive en el corazón». Hoy, ese corazón late más fuerte en azul y oro, despidiendo a un gigante.