Jueves 09 de Octubre de 2025

El mundo del fútbol despide a Miguel Ángel Russo en la Bombonera: un adiós eterno al DT de la sonrisa inquebrantable

Publicado: 09-10-2025

 Bajo un cielo plomizo que parecía llorar con el alma xeneize, la Bombonera se convertirá en un santuario de dolor y gratitud. Miles de hinchas, exjugadores, dirigentes y colegas se congregaran en el mítico estadio de Boca Juniors para despedir a Miguel Ángel Russo, el entrenador que a los 69 años dejó un legado imborrable en el fútbol sudamericano. Russo, quien falleció el miércoles por complicaciones derivadas de un cáncer de próstata que combatía desde 2018, recibirá el homenaje póstumo en el lugar donde brilló con la Copa Libertadores de 2007, un templo que hoy llora la partida de uno de sus hijos más queridos.

El velatorio, abierto desde las 8 de la mañana en el hall central de La Bombonera y extendido hasta el viernes,

«Russo nos enseñó a pelear hasta el final, como en esa final contra Gremio», murmuraba un hincha de la popular, recordando el épico 5-0 que selló la gloria continental hace 18 años.

Una vida dedicada al fútbol: del ascenso con Lanús a la gloria en Boca

Miguel Ángel Russo no era solo un director técnico; era un símbolo de resiliencia y calidez humana. Nacido el 9 de abril de 1956 en Lanús, el «Granate» le debe dos ascensos históricos –en 1990 y 1992– que marcaron el despegue del club en la élite argentina. Como jugador, defendió con lealtad los colores de Estudiantes de La Plata durante toda su carrera, debutando en 1975 y colgando los botines en 1988 sin un solo préstamo. Pero fue en los banquillos donde forjó su leyenda: más de mil partidos dirigidos en 16 clubes, desde Rosario Central –donde debutó como DT en 1996– hasta Vélez Sarsfield, campeón del Apertura 2005, y Millonarios de Colombia, donde levantó dos títulos locales mientras lidiaba con su enfermedad.

Su regreso a Boca en 2025, invitado por Juan Román Riquelme –el ídolo que lo idolatraba–, fue un cierre poético. Asumió en octubre de 2024 tras una etapa complicada en San Lorenzo, y aunque su contrato se extendía hasta diciembre, Russo decidió cortar anticipadamente para volver al Xeneize, el club de su corazón. Su último partido al frente del equipo fue el 21 de septiembre contra Central Córdoba, un empate que ahora se tiñe de nostalgia. En las últimas semanas, internado en su domicilio con pronóstico reservado, Russo se despidió en silencio, pero su huella en el fútbol argentino y sudamericano es indeleble.

El cáncer como adversario silencioso: una batalla de siete años

El diagnóstico llegó en 2018, cuando Russo dirigía a Millonarios en Colombia. Un cáncer de próstata que no doblegó su espíritu: se operó en Bogotá y, entre quimioterapias, llevó a su equipo a la gloria en la liga local, demostrando esa garra que tanto predicaba. «El cáncer me enseñó que el día a día es inigualable», confesó en una entrevista con La Nación el año pasado, reflexionando sobre cómo la enfermedad lo hizo valorar cada entrenamiento, cada abrazo con sus jugadores. En septiembre de 2025, su salud se agravó drásticamente, obligándolo a delegar en su asistente Claudio Úbeda, quien asumirá interinamente hasta fin de año. El paro cardíaco que lo llevó al cielo fue el epílogo de una lucha heroica, pero Russo se va como vivió: luchando.

Homenajes que cruzan fronteras: del Xeneize al mundo

La noticia de su partida sacudió al fútbol global. Boca Juniors emitió un comunicado cargado de emoción: «Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. ¡Hasta siempre, querido Miguel!». La AFA, a través de su presidente Claudio «Chiqui» Tapia, envió un «abrazo cálido» a la familia, mientras que la CONMEBOL Libertadores lo despidió con una foto sonriente y el mensaje: «Siempre te recordaremos con una sonrisa».

Clubes de toda Sudamérica se unieron al luto. Vélez Sarsfield, donde Russo conquistó el título de 2005, lo recordó como «un grande del fútbol argentino». Racing, San Lorenzo y Rosario Central –su casa formativa– expresaron pesar profundo. Desde Colombia, Millonarios lo llamó «héroe de la final ante Santa Fe en 2017»; Alianza Lima de Perú y Cerro Porteño de Paraguay destacaron su motivación inigualable. Incluso Universidad de Chile y Colón de Santa Fe, etapas menos mediáticas de su carrera, lo despidieron con cariño eterno.

En La Bombonera, el impacto fue inmediato: el partido de Reserva contra Belgrano se suspendió al minuto 38 del miércoles, cuando la transmisión anunció la triste noticia. Hoy, mientras el féretro cubierto con la bandera de Boca reposa en el hall, exjugadores como Riquelme –quien no ocultó las lágrimas al llegar– y Sebastián Battaglia comparten anécdotas de un DT que «nunca perdía la sonrisa, ni en la derrota».

Un legado que trasciende: Russo, el maestro de la humildad

Miguel Ángel Russo se va, pero su esencia queda. En un fútbol de egos inflados y presiones asfixiantes, él fue el antídoto: un hombre de palabra, de abrazos sinceros y de tácticas simples pero efectivas. De Lanús a Boca, de Colombia a Perú, Russo unió generaciones con su fútbol de garra y corazón. En la Bombonera, donde el eco de los aplausos aún resuena, el mundo del fútbol no solo lo despide: lo celebra. Porque los verdaderos ídolos no mueren; se convierten en banderas eternas.