Viernes 12 de Septiembre de 2025

Kristalina Georgieva: “El ingreso mínimo español es un buen instrumento por la igualdad”

Publicado: 15-06-2020

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional tomó posesión el pasado octubre y se enfrenta ahora a la convulsión económica global por la pandemia del coronavirus

A poco que uno empiece a hablar con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre economía, saldrán en la conversación sus orígenes, lo que aprendió sobre la historia de un país y el paso implacable de los cambios. Kristalina Georgieva (Sofía, Bulgaria, 66 años) trabajó vendiendo alimentos en un mercado de la ciudad y se convirtió en profesora universitaria. Vio caer un régimen comunista y su vida dio un giro radical. En 1993, se incorporó al Banco Mundial y al cabo de un tiempo volvió a Europa, donde fue vicepresidenta de la Comisión.

Se postuló como secretaria general de la ONU en 2016, pero fue António Guterres quien acabó siendo designado. En 2017, fue nombrada directora general del Banco Mundial y ya entonces, en una entrevista con EL PAÍS, advertía de que no pensaba retirarse. El año pasado, el FMI eliminó el límite de edad para acceder a la dirección del organismo y Georgieva salió elegida. Tomó posesión en octubre. Cinco meses después, cambió el mundo. El viernes, analizaba en una entrevista por videoconferencia la crisis más grave en generaciones.

Pregunta. Seguro que cuando asumió su cargo esperaba enfrentarse a una crisis o incluso a una gran recesión, pero no a esto. ¿Cómo ha sido para usted?

Respuesta. “Rece por lo mejor y prepárese para lo peor” es un lema importante. Me encuentro en esta posición y creo que todo lo que he hecho en mi vida me está ayudando a lidiar con esto. Fui comisaria europea de ayuda humanitaria, vengo de un país que sufrió una crisis muy severa en los noventa y en el Banco Mundial trabajé sobre casos y situaciones muy dramáticas. Me he preparado para este momento durante toda mi vida.

P. Hace dos años, cuando estaba en el Banco Mundial, recordaba usted su tiempo en Sofía y el estallido de 1989. Decía que la mayor lección que obtuvo es que el cambio es imparable. ¿Piensa en ello también ahora?

R. Es útil pensar en dos cosas. Una, que podemos usar una crisis como una oportunidad de transformar el mundo en algo mejor. Lo he visto ocurrir, creo firmemente en ello y que eso es lo que debemos hacer ahora. Estar triste o decepcionado no es lo que ayuda; lo que ayuda es pasar a la acción. La falta de confianza es la madre de todas las crisis, y solo podemos construir confianza si tenemos la convicción de que podemos superar esta crisis juntos. Y me siento afortunada de estar al frente de esta institución que une a 189 países. Vivimos en un mundo más propenso a los shocks. Ahora tenemos la pandemia, pero la crisis climática no se ha ido a ningún sitio. Experimentamos choques climáticos y, al estar tan interconectados, tenemos que superar obstáculos económicos, inevitablemente. Tenemos que avanzar hacia una sociedad y una economía más resilientes.

No hay que cometer el error de la crisis financiera, retirar el apoyo muy rápido”
P. Se debate mucho si de esta crisis vamos a salir mejores. O si, al menos, la economía lo va a hacer. ¿Considera que eso ocurrió la última vez? ¿Puede pasar ahora?

R. La crisis financiera global condujo al mundo a reformas muy importantes en el sector bancario. Ahora es más resistente, lo que ha ayudado mucho a lidiar con el shock actual. De esta crisis debemos obtener una visión más amplia de lo que es la resiliencia. Un aspecto obvio son los sistemas sanitarios, pero también los shocks de la naturaleza, que se van a acelerar a menos que actuemos. Necesitamos un futuro más verde, inteligente y justo. ¿Es posible? Sí. Si miramos a la Gran Depresión, después hubo un New Deal y un cambio muy significativo de políticas que redujo mucho el riesgo de una nueva depresión económica. Ahora debemos transformar las políticas para hacer un mundo más resiliente. Las crisis son una oportunidad para ello porque la gente está más inclinada a buscar soluciones.

P. ¿Es optimista respecto a una recuperación rápida?

R. Le responderé en dos partes. Primero, esta crisis no es como ninguna otra porque hemos pisado el freno tanto en la oferta como en la demanda con el fin de proteger la salud de las personas. Nunca antes habíamos hecho algo así. Además, el grado de incertidumbre es muy alto porque no sabemos cómo se vencerá a la pandemia, ni si habrá una nueva ola. Somos optimistas respecto a las vacunas y los tratamientos, pero no los tenemos aún. Creo que la crisis será muy profunda, pero de corto plazo, relativamente, y la recuperación comenzará gradualmente ya este año. Nuestra última previsión para 2021 es un crecimiento global del 5,8%, aunque a finales de este mes actualizaremos nuestras previsiones. La revisión para 2020 será a la baja para la mayor parte de países, con algunas excepciones.

P. Aun así, si no hay sorpresas, sí podemos descartar una depresión económica.

R. Sí, podemos descartar la depresión. Recordemos que los economistas la definen como una recesión muy acentuada, del 10% o más, y de muchos años. Nosotros proyectamos una gran caída este año, pero no de esa magnitud, además de una recuperación parcial para el próximo. En la Gran Depresión hubo poca acción inmediata de los Gobiernos y creo que, esta vez, la gente va a reconocer la decisión con la que han actuado las Administraciones y bancos centrales. Se han aprobado 10 billones de dólares en medidas fiscales, y los bancos centrales han inyectado al menos seis billones en compra de activos.

P. ¿Diría que el FMI también ha aprendido de sus errores?

R. Todos lo hemos hecho, los Gobiernos y el FMI. Desde luego, el Fondo ha aprendido dos lecciones importantes. Una, que las políticas son para la gente, para mejorar sus vidas, y no para el papel en el que están escritas. No son solo para esos que están en los pasillos del poder. Así que hemos estudiado mucho el modo en que hacemos la vigilancia, cómo hacemos nuestros paquetes de ayuda y cómo juzgamos si estamos teniendo éxito. Y la segunda lección importante es, como usted citaba antes, asumir que el cambio es imparable. Hay que mirar hacia delante. Por ejemplo, tener en cuenta el impacto del clima. Algo que amo del FMI es lo abierto de mente que es.

P. Por ejemplo…

R. Por ejemplo, ahora estalla esta crisis y por primera vez necesitamos proyecciones epidemiológicas, así que las incorporamos a nuestros modelos macroeconómicos muy rápido. A nivel práctico, casi de la noche a la mañana, del 13 al 16 de marzo, toda la institución se puso a trabajar desde casa. Y en seis semanas hemos aprobado 69 peticiones de financiación de emergencia. Le digo esto porque la gente a veces cree que el Fondo son unos tipos en trajes grises que trabajan en habitaciones cerradas, pero soy una privilegiada: este no es el FMI de la época de su abuela. Esta es una institución muy ágil y humana. Tiene un gran monedero de un billón de dólares y tiene cerebro, pero también corazón.

P. Eso me lleva a Argentina. El apoyo al país en las negociaciones es muy remarcable y veo en ello un cambio. ¿Puede explicar eso y el modo en que imagina al país saliendo de esta crisis?

R. Argentina es una historia compleja. Un país que ha pasado por ciclos de boom y caída durante décadas, que ha suspendido pagos ocho veces y ahora se encuentra en el noveno impago técnico, esperemos que no se convierta en real. Y ha tenido relaciones turbulentas con el FMI durante tiempo. Lo que vemos ahora es una oportunidad para que el país rompa con este ciclo y esa oportunidad debe anclarse en algo, que es devolver la deuda a un nivel sostenible. En otras palabras, lograr un resultado positivo en las negociaciones con los acreedores con el fin de abrir un espacio. Me parece reseñable cómo la sociedad argentina se ha unido en las negociaciones. Por supuesto, como en todos los países, hay diferencias, pero es un país con gran potencial económico. Respecto al presidente, con el que he estado interactuando por asuntos económicos, le diré que quiere hacer lo correcto para el pueblo argentino y también para el papel que puede jugar el país en la región y en el mundo. Así que les deseo toda la suerte y, si vienen al Fondo a pedir un programa de ayuda, trabajaremos duro en apoyar las políticas que rompan ese ciclo de boom y caída.

Fuente: El País