Viernes 11 de Julio de 2025

«LA UNICA BATALLA QUE SE PIERDE ES SIEMPRE LA QUE NO SE DA…»

Publicado: 08-08-2013

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El Papa Francisco conoció el flagelo de las drogas duras y los venenos como el paco, cuando visitaba las villas siendo aún Cardenal Bergoglio;  por eso una de sus prioridades durante su viaje a Brasil fue visitar un Hospital de Adictos, un centro asistencial que no existe en la Argentina.

La tragedia de Rosario opacó otra información siniestra ocurrida, como un nuevo caso Píparo: una embarazada baleada en el estómago provocó la muerte de su hija en gestación. Dos jovenes de 19 y 20 años obnubilados seguramente por alguno de esos venenos que lo arrancan de su condición humana, provocaron un desastre 

Irán a una cárcel donde no se le atiende su adicción igual que a otros miles y miles de consumidores de pasta base. Los sitios de recuperación para ese veneno son insuficientes, y precarios.

Alguna vez lo dijo Jorge Begoglio siendo Cardenal cuando visitaba las villas y los curas le contaban el estrago que produce las drogas ya consumidas por chicos que después pierden la conciencia de sus actos. 

Se precisa tener como en Brasil, un centro asistencial de gran magnitud para atender a esas criaturas y jóvenes antes que de sigan robando y asesinando para conseguir sus dosis diarias. 

La ex ESMA es un lugar inmenso, bien mantenido y que de alguna forma ya cumplió su objetivo de restaurar la memoria del genocidio convertida en un museo. Pero la realidad es que hoy no es lugar de visitas, salvo delegaciones esporádicamente. Un edificio simbólico que muy pocos visitan.  

El lugar está en condiciones para ser transformado en poco tiempo en ese Hospital de Adictos que el Papa Francisco visitó en Brasil y que en la Argentina es inexistente. 

Hay quienes suponen que un Hospital de Adictos debe ser como unos de esos neuro psiquiátricos, apartado de la vista de todos; como si esconder la mugre debajo de la alfombra ocultara su naturaleza.

El Museo de la Memoria podría trasladarse a un sitio más pequeño, no hace falta semejante estructura edilicia para contar una historia de terror que ocurrió en la Argentina y ya se sabe que él «Nunca Más» está arraigado en la conciencia colectiva de los argentinos. 

Por caso, el Museo del Holocausto judío tiene en Buenos Aires una sede mucho más pequeña, y no por eso tiene menor valor que el edificio donde funcionaron los grupos genocidas en la ex Escuela de Mecánica de la Armada. 

Esta propuesta de convertir a la ex ESMA en un Hospital de recuperación de Adictos tendrá seguro sus detractores, sus defensores y tal vez mentes más capacitadas que la del autor de este informe como para al menos comenzar una discusión que no admite dilatar más, en favor de la vida de todos quienes estamos en peligro por las consecuencias fatales que produce todos los días el consumo del «paco». 

En las próximas horas le llegará una propuesta similar al Papa Francisco, pues su autoridad y buena fe a favor de la vida ya nadie puede poner en duda.  Ojalá que su influencia pueda hacer algo por todos. Por los pibes arruinados a raíz de ese flagelo, y por las vidas que se pueden salvar si se los trata antes que sigan ejecutando mujeres embarazadas y personas de todas las condiciones.