Martes 11 de Noviembre de 2025

Lula da Silva califica de «masacre» el operativo policial más letal de la historia de Brasil: 121 muertos en favelas de Río

Publicado: 04-11-2025

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha calificado de «masacre» y «desastrosa» la megaoperación policial llevada a cabo la semana pasada en los complejos de favelas Alemão y Penha, en Río de Janeiro, que dejó un saldo trágico de 121 personas muertas. La acción, dirigida contra la facción criminal Comando Vermelho (CV), se convierte en la más mortífera de la historia del país, desatando un intenso debate sobre el uso de la fuerza por parte de las autoridades y la necesidad de una investigación federal.

El operativo, bautizado como «Operación Contención», se inició el 28 de octubre con el objetivo inicial de ejecutar notificaciones de arresto contra presuntos miembros del CV. Sin embargo, la intervención escaló rápidamente, resultando en la muerte de 117 sospechosos y cuatro policías. Las fuerzas de seguridad, compuestas por unidades élite de la Policía Militar, irrumpieron en las laberínticas calles de las favelas, epicentros de la violencia urbana en la ciudad carioca. Testimonios iniciales de residentes y familiares de las víctimas describen escenas de caos, con tiroteos indiscriminados y presuntas ejecuciones sumarias, aunque las autoridades locales han negado irregularidades.

Desde el Palacio de Planalto, Lula da Silva rompió el silencio sobre el suceso durante una entrevista con agencias de noticias internacionales en Belém, reflejada por CNN Brasil. «La orden del juez era para que se ejecutaran notificaciones de arresto, no para una masacre; sin embargo, ocurrió una masacre», declaró el mandatario, visiblemente consternado. Agregó: «Creo que es importante examinar las circunstancias en las que sucedió». En un tono crítico hacia la gestión estatal, Lula enfatizó: «La cruda realidad es que, en términos del número de muertos, algunos pueden considerar la operación un éxito. Pero, desde el punto de vista de la actuación del Estado, creo que fue desastrosa».

El presidente anunció de inmediato medidas para esclarecer los hechos. «Estamos llevando adelante esta investigación. Incluso estamos tratando de ver si es posible que los expertos forenses de la policía federal participen en el proceso de investigación de las muertes, cómo ocurrió, porque hay muchos relatos, hay mucha información», detalló. Esta iniciativa federal busca contrarrestar las versiones oficiales del estado de Río de Janeiro, que han minimizado el impacto humano de la operación.

En contraste, el gobernador Cláudio Castro (PL), responsable de la seguridad pública en el estado, defendió la acción como un «éxito rotundo» contra el crimen organizado. «Las únicas víctimas reales son los cuatro policías caídos en cumplimiento del deber; todos los demás fallecidos eran delincuentes armados», afirmó Castro en un comunicado, alineándose con la narrativa de que la operación desmanteló una red clave del Comando Vermelho, responsable de numerosos actos de violencia en las favelas.

El suceso ha reavivado el viejo dilema de Brasil en materia de seguridad: el equilibrio entre el combate al narcotráfico y la protección de los derechos humanos en comunidades marginadas. Las favelas de Alemão y Penha, con miles de habitantes en condiciones precarias, han sido escenario de operaciones similares en el pasado, pero ninguna con tal magnitud de bajas. Organizaciones como Anistía Internacional y el Foro Brasileiro de Seguridad Pública ya han exigido una auditoría independiente, alertando sobre el riesgo de impunidad en un país donde la policía es responsable de miles de muertes anuales.

Mientras la investigación federal avanza, las voces de las familias de las víctimas se alzan en las calles de Río. «No eran solo números, eran personas», clamó una madre de un joven fallecido en una manifestación improvisada este martes. Lula, quien asumió el poder con promesas de reformas en seguridad y reducción de desigualdades, enfrenta ahora un prueba de fuego: ¿podrá su gobierno transformar esta tragedia en un punto de inflexión hacia una política más humana?