Domingo 13 de Julio de 2025

Según Claudio Uberti, los Kirchner «tenían bóvedas» en Río Gallegos

Publicado: 16-08-2018

Casa de Lázaro Báez en la calle 25 de mayo y Maipu en Río Gallegos – Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

Uberti, según dijo, compartió varias entregas de dinero de sus recaudaciones de «coimas a las empresas de corredores viales» con Daniel Muñoz -ex secretario privado de Néstor Kirchner y su testimonio coincide con el de Oscar Centeno: «El dinero se entregaba en Uruguay y Juncal», dijo.

El ex titular del OCCOVI dijo que para hacer esas entregas debía contactarse con Muñoz. Según su relato, si el «paquete era chico» debía «llevarlo al despacho de Balcarce», en referencia a la Casa Rosada. Uberti relató una escena sobre esa cuestión, cuando vio más de veinte valijas en el departamento de Recoleta destinadas a viajar a Río Gallegos, a la casa ubicada en la esquina de la calle 25 de Mayo (que ahora pertenece a Lázaro Báez) donde Kirchner instaló «bóvedas que había comprado al Banco Hipotecario».

Al menos en dos ocasiones, Uberti encendió el ventilador después de doce años de silencio. El ex funcionario K, el primero de su condición en convertirse en imputado colaborador en la causa de los cuadernos de las coimas, no escatimó en detalles. Le ofrecieron agua en varias oportunidades durante su indagatoria y la ampliación posterior del martes por la tarde. No quiso. No quería detenerse. Ahora la Justicia tiene un año para corroborar que todos sus dichos hayan sido reales.

Cuando comenzó a explicar que él se dedicaba a «recaudar coimas» que cobraba a empresas de los corredores viales, completó el circuito. Contó que el movimiento de dinero tenía un destino fijo en Capital Federal: Uruguay 1306, el departamento del barrio de Recoleta propiedad de Néstor y Cristina Kirchner.

Ese domicilio, el mismo que busca allanar el juez Claudio Bonadio, es el que menciona en muchas ocasiones Oscar Centeno, el ex chofer de Roberto Baratta que anotó los viajes en los que el ex funcionario de Planificación Federal y mano derecha de Julio De Vido retiraba los pagos de empresas de la construcción y del sector energético. En un «modus operandi» que se repetía, esos bolsos eran trasladados a Uruguay y Juncal entre las 20 y las 21.