Triple crimen en Florencio Varela: los asesinatos fueron transmitido en vivo por redes para un grupo exclusivo
Publicado: 25-09-2025
En un caso que conmociona a la sociedad argentina por su brutalidad y sadismo, tres jóvenes mujeres fueron torturadas y asesinadas en una vivienda de Florencio Varela, en el sur del Gran Buenos Aires. El crimen, vinculado al narcotráfico, fue transmitido en vivo a través de Instagram a un grupo cerrado de unas 45 personas, como un macabro mensaje de advertencia. Las víctimas, identificadas como Brenda del Castillo (20 años), Morena Verdi (20 años) y la adolescente Lara Gutiérrez (15 años), fueron engañadas para asistir a un supuesto evento y terminaron en una pesadilla de violencia extrema.
El hallazgo de los cuerpos, descuartizados y enterrados en pozos improvisados, ocurrió el sábado 20 de septiembre en una casa del barrio Santa Librada, en Florencio Varela. Según fuentes policiales, las jóvenes habían desaparecido el viernes anterior en La Matanza, donde fueron vistas subiendo a una camioneta blanca en el barrio de La Tablada. Horas después, entre las 3:00 y las 5:00 de la madrugada del sábado, fueron torturadas y ejecutadas en la propiedad alquilada por la banda criminal.
Los informes forenses revelan detalles escalofriantes sobre la saña del ataque. Lara Gutiérrez, la más joven de las víctimas, sufrió la amputación de los cinco dedos de la mano izquierda, quemaduras provocadas por cigarrillos, un corte parcial en la oreja y una herida mortal en el cuello que seccionó su arteria carótida. Brenda del Castillo presentó una fractura de cráneo, aplastamiento facial, múltiples heridas punzocortantes en el cuello y un corte transversal en el abdomen realizado post mortem. Por su parte, Morena Verdi falleció a causa de una luxación cervical y golpes severos en el rostro. Los restos fueron depositados en pozos previamente cavados por miembros de la organización, en un intento por ocultar el crimen.
Lo que eleva este femicidio a un nivel de barbarie inédito es la transmisión en vivo del acto a través de redes sociales. El ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, confirmó que el video fue compartido en un grupo privado de Instagram, presenciado por al menos 45 individuos. «Toda esa sesión de tortura fue transmitida por redes sociales y la habrían visto 45 personas», declaró Alonso en una conferencia de prensa. En la grabación, el líder de la banda habría pronunciado una frase escalofriante como advertencia: «Esto le pasa al que me roba droga». La transmisión, según las autoridades, formaba parte de un «acto de disciplinamiento» dirigido no solo a las víctimas, sino a otros integrantes de la red narcocriminal, reforzando el control interno de la organización.
La investigación, a cargo de la Policía Bonaerense y la Unidad Fiscal Especializada en Homicidios, avanza con cuatro detenciones clave. Los acusados de homicidio agravado son Miguel Ángel Villanueva Silva (27 años, de nacionalidad peruana), Iara Daniela Ibarra (19), Andrés Maximiliano Parra (18) y Magalí Celeste González Guerrero (28). Uno de ellos confesó haber participado en la transmisión del crimen, lo que facilitó el rastreo digital. Sin embargo, el principal objetivo de la pesquisa es el autor intelectual: un peruano de unos 23 años, identificado como el cabecilla de la banda, quien permanece prófugo junto a otros cómplices.
Los allanamientos realizados en un búnker de la banda, ubicado en los barrios porteños de Villa Zavaleta y Barracas, arrojaron evidencia de la operación narco. En el lugar se encontraron billetes de baja denominación esparcidos, viandas de comida que sugieren que el sitio albergaba a unas 60 personas, y signos de una evacuación apresurada. La policía presume que las víctimas establecieron contacto con la banda en el barrio de Flores, en la Ciudad de Buenos Aires, posiblemente atraídas por promesas de una fiesta o un trabajo informal.
Antecedentes del caso apuntan a una red dedicada al narcotráfico con tintes mafiosos, donde los crímenes sirven como herramienta de intimidación. Las jóvenes, originarias de zonas vulnerables del conurbano, no tenían vínculos previos conocidos con el delito, lo que agrava la dimensión de engaño y vulnerabilidad.
El ministro Alonso no ocultó la gravedad del suceso en sus declaraciones. «Tenemos que dejar un mensaje, esto es muy grave y lo resolvemos todo o no lo resuelve nadie», enfatizó, al tiempo que reveló haber coordinado con la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, para una colaboración federal. «Tarde o temprano daremos con todos los responsables», agregó, subrayando el compromiso de las fuerzas de seguridad para desmantelar la estructura criminal.
Este triple femicidio reaviva el debate sobre la violencia de género en contextos de narcotráfico y el uso perverso de las redes sociales para amplificar el terror. Organizaciones feministas y derechos humanos ya exigen mayor protección para mujeres en entornos de riesgo, mientras la Justicia acelera los procesos contra los detenidos. El caso de Florencio Varela no es solo un crimen; es un recordatorio brutal de las sombras que acechan en las periferias argentinas.