Un descubrimiento forense clave desenmascara el crimen: Cómo Pablo Laurta ejecutó al remisero Martín Palacio en Entre Ríos
Publicado: 04-11-2025

En un giro que podría sellar el destino judicial de Pablo Laurta, peritos forenses de la Morgue de Paraná han identificado una herida de entrada de bala en el cráneo de Martín Sebastián Palacio, el remisero asesinado hace semanas en una ruta solitaria de la provincia. Este hallazgo, revelado este lunes, apunta directamente a un disparo en la cabeza como mecanismo de ejecución, fortaleciendo la acusación contra Laurta, el hombre ya imputado por un doble femicidio en Córdoba. Mientras se aguarda el informe final de la autopsia, la evidencia acumulada pinta un panorama macabro de desmembramiento, fuga y eliminación meticulosa de rastros.
El cuerpo mutilado de Palacio, de 45 años y padre de familia, fue hallado el último miércoles a 1,5 kilómetros de la ruta hacia Sauce Sur, en las afueras de Rosario del Tala, envuelto en bolsas de basura y en avanzado estado de descomposición. Incluía un cráneo humano, huesos y materia putrefacta no identificada, detectada por su hedor durante rastrillajes policiales. Este macabro paquete se suma a restos descubiertos hace 23 días en la zona de Colonia Yeruá, a más de 170 kilómetros de distancia, lo que sugiere un plan deliberado para dispersar las evidencias y complicar la identificación.
Laurta, de 38 años, emerge como el principal sospechoso en esta red de violencia que cruza fronteras provinciales. Según la reconstrucción policial, el hombre –quien acababa de cometer el femicidio de Luna Giardina, madre de su hijo de 5 años, y de Mariel Zamudio, su exsuegra– contrató a Palacio para un viaje desde Gualeguaychú hacia Córdoba. En el trayecto, Laurta habría ejecutado al remisero de un disparo en la nuca, desmembrado el cadáver y esparcido las partes en distintos puntos de Entre Ríos y provincias vecinas. Para borrar huellas, incendió el Toyota Corolla blanco de la víctima tras recorrer tres provincias enteras.
La captura de Laurta se produjo el 12 de octubre en el Hotel Berlín de Córdoba, donde se escondía con su hijo secuestrado. Un teléfono uruguayo lo delató, permitiendo a la Policía de Entre Ríos tenderle una emboscada. En el allanamiento, los agentes incautaron la billetera de Palacio, un arma de fuego cargada con un proyectil en la recámara y cartuchos intactos. Laurta se negó a declarar ante la jueza de Garantías Gabriela Seró, quien le dictó cuatro meses de prisión preventiva. Ahora, enfrenta cargos por el triple homicidio en Córdoba, donde el expediente se elevará a juicio una vez concluyan las pericias.
El comisario inspector José María Rosatelli, jefe del Departamento Concordia, detalló a este medio los pormenores de la cacería: “Diagramamos la búsqueda tomando en cuenta las cámaras de seguridad y la trayectoria de las antenas de telefonía, tanto del imputado (Pablo Laurta) como de la víctima, y considerando dónde apareció el cuerpo”. Rosatelli enfatizó la magnitud de la operación: “En su raid, Laurta ‘pasó por tres provincias antes de quemar el auto’ de Palacio, un Toyota Corolla blanco… Hicimos una gran búsqueda en Concordia y también se avanzó en otros lugares”. Un llamado anónimo fue clave para localizar los restos en un camino rural, 30 kilómetros al sur de Concordia.
La fiscal Daniela Montangie, a cargo del caso, y el defensor oficial José Luis Legarreta mantienen un pulso tenso por los detalles forenses. La herida balística en el cráneo de Palacio –confirmada preliminarmente por expertos– podría ser el hilo conductor que una los crímenes: el doble femicidio en Córdoba y este asesinato colateral. “Es un elemento determinante para establecer el mecanismo del hecho”, indicaron fuentes judiciales cercanas a la investigación, que aún analiza las municiones incautadas para vincularlas con el arma secuestrada.
Este caso expone la vulnerabilidad de quienes transitan las rutas entrerrianas, como Palacio, un trabajador honesto que solo buscaba ganarse la vida. Su familia, devastada, exige justicia pronta. Mientras Laurta permanece tras las rejas, la Policía de Entre Ríos y Córdoba coordinan esfuerzos para cerrar el círculo. El informe autopsial final, esperado en los próximos días, podría no solo esclarecer el cómo, sino también el porqué de esta espiral de horror.
La comunidad de Gualeguaychú llora a su vecino y clama por respuestas. En un país donde los crímenes seriales parecen sacados de una novela negra, este hallazgo forense recuerda que, a veces, un simple proyectil puede derribar imperios de impunidad.