Sábado 23 de Agosto de 2025

Una sobreviviente rompe el silencio: el desgarrador relato de Wayra sobre el abuso sufrido en su infancia

Publicado: 19-08-2025

Wayra, una mujer de 41 años, llevó durante décadas el peso de un secreto que marcó su vida desde los 11 años: fue víctima de abuso sexual por parte de su hermana mayor, cuatro años mayor que ella. Su estremecedor testimonio forma parte del libro Después del abuso sexual, de la psicóloga Andrea Aghazarian, donde se recopilan historias de pacientes que sufrieron este tipo de violencia. En una entrevista con Infobae, Wayra relató cómo su hermana la obligaba a vestirse de varón y a tocarla, en un contexto de sometimiento y violencia que dejó profundas huellas físicas y emocionales.

Wayra creció en un hogar donde el afecto era escaso. Su madre, sumida en una depresión, y su padre, emocionalmente ausente, no ofrecían el amparo que necesitaba. En este entorno, su hermana mayor se convirtió en una figura dominante, descrita por Wayra como “un ser todopoderoso” y “malvado”. La joven relató que, si se negaba a cumplir con las demandas de su hermana, recibía golpes. “Me obligaba, en secreto, a vestirme de varón y a tocarla”, confesó, relatando cómo estos abusos moldearon su percepción del afecto y su propia sexualidad.

El impacto de los abusos se reflejó en su cuerpo y en su forma de relacionarse. Wayra cubría sus brazos para ocultar las cicatrices de cortes autoinfligidos, una manifestación del dolor que cargaba. Durante años, evitó tratamientos psiquiátricos por miedo a que “algo malo” le ocurriera, pero tras una derivación, aceptó medicación que estabilizó su salud mental. Este tratamiento, junto con el acompañamiento terapéutico, le permitió empezar a manejar el pánico que sentía al interactuar con otras personas y a reconocer el deseo sin que se activaran los traumas del pasado.

Uno de los recuerdos más perturbadores que Wayra compartió con su terapeuta fue el abuso que su hermana ejercía también sobre la perra de la familia. “El día que pude contarlo, comprendí que la pena que sentía por la perra era la proyección de la pena por mí misma”, explicó, destacando cómo el amor que sentía por los animales reflejaba el tipo de afecto que ella anhelaba recibir.

El relato de Wayra no solo expone la crudeza del abuso intrafamiliar, sino también la lucha por sanar. A través de la terapia, logró empezar a reconstruir su vida, enfrentando las secuelas de una infancia marcada por la violencia. Su historia, ahora compartida en el libro de Aghazarian, busca visibilizar las experiencias de las víctimas y ofrecer un mensaje de esperanza para quienes aún no han podido romper el silencio.

El caso de Wayra pone en relieve la importancia de escuchar y creer a las víctimas, así como de garantizar entornos seguros para que puedan denunciar. Su valentía al contar su historia, después de años de silencio, es un paso hacia la sanación personal y colectiva, y un recordatorio de que el abuso sexual, especialmente en el seno familiar, deja heridas profundas que requieren tiempo, apoyo y justicia para cerrar.

Fuente: Infobae

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