Jueves 18 de Abril de 2024

«EDUARDO DEBE ESTAR POR LLEGAR». HEROE NACIONAL CON 19 AÑOS, EDUARDO GOMEZ

Publicado: 01-04-2013

Eduardo Gómez vivía en Chaco a 3070 kilómetros de las islas Malvinas.

Tenía 19 años cuando viajó hasta allá luego de que el gobierno de Leopoldo Galtieri decidiera recuperarlas de la noche a la mañana.

Hoy es uno de los 123 soldados NN que están enterrados en el cementerio Darwin pero nadie sabe bien dónde. Y su familia continúa la búsqueda.

“Ni bien pisé Malvinas fui a buscar las cruces. Me puse a mirar y no lo encontré”. Nora Gómez, su hermana. Más de un año tardaron los militares para avisarle que estaba muerto. Sin noticias, salieron a buscarlo personalmente porque por teléfono nadie le daba explicaciones. Entre parientes se repartieron la desesperante tarea de buscar un familiar. Unos fueron al sur, unas primas llegaron a disfrazarse de enfermeras para entrar a los hospitales y ver la cara de los excombatientes internados. Uno fue hasta Monte Grande, donde Eduardo había hecho el servicio militar obligatorio. Ahí le avisaron que había muerto en las islas.

Una muerte absurda. Eduardo nació en el calor. Pero murió en el frío. Lo crió su abuela ya que su madre trabajaba a más de 100 kilómetros para poder mantenerlos. Luego, llegó el tiempo de la colimba.

“Cuando estaba por volver, le mandó una carta a uno de mis tíos diciéndole que cuide a mi familia porque él se iba a Malvinas. Ahí nos enteramos de que las Malvinas estaban usurpadas porque nos decian que eran argentinas”. Esa primera carta sería la última propia. La otra fue un año después de finalizada la guerra cuando el Teniente primero, Jorge Echeverría, les avisó que Eduardo había muerto en combate.

En junio de 2011 llegó al posibilidad para Norma de comparar el ADN y ver si encuentran el cadáver de su hermano.

“Se aprende a vivir con el dolor. No con la esperanza. Es un sufrimiento para siempre”, dice del otro lado de la línea Norma. Para ella no hay dudas de los responsables: “El gobierno militar tuvo la culpa. Fue una guerra absurda donde mandaron chicos a pelearon, los cagaron de hambre y de frío. Este tipo estaba borracho para mandar a gente tres meses a que vivan así”.

Y cuenta que tiene bronca. Mucha bronca. Porque la sociedad “los tiene olvidados. Pero nosotros no los olvidamos”. Como su cadáver nunca apareció, Norma contó que su abuela se sentaba todas las tardes en la galería y miraba el horizonte. Ante la pregunta de los inquietos, su respuesta fue siempre la misma: “Eduardo debe estar por llegar”.

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