EL EXORCISTA DE LA PLATA, «MANO A MANO CON EL DIABLO»
Publicado: 22-05-2013
Luego de que la Iglesia Católica desmintiera que el Papa Francisco haya realizado un exorcismo a un enfermo tras imponerle sus manos, surgió el caso del el párroco Carlos Mancuso, un hombre de 79 años que oficia en La Plata y es señalado por varios colegas como un experto en la materia.
«No hay que tener un don para exorcizar, cualquier cura lo puede hacer» contó Mancuso al diario Muy al tiempo que aseguró que el Papa sabe hacerlo aunque durante toda su gestión como arzobispo le enviaba casos extremos para que los trate él porque no tenía un exorcista en Buernos Aires. «Soy el exorcista más reconocido de La Plata y sus alrededores», concluyó.
«Un exorcismo es expulsar al espíritu inmundo que se ha apoderado de una persona y, en nombre de Jesucristo, mandarlo de vuelta al Infierno y deje en paz a esa persona a la que está lacerando y torturando espiritualmente»
Al igual que el comunicado del Vaticano, Mancuso niega que Bergoglio haya realizado un exorcismo sino que la imposición de manos que realizó la acompañó de una oración de liberación.
«El exorcismo es un actividad privada ente el sacerdote, sus ayudantes y la víctima», aseveró Mancuso al tiempo que explicó que la postura del Vaticano es favorable siempre y cuando no se haga público para evitar supersticiones y habladurías, y para que no se desprestigie a la institución.
La diferencia entre una oración de liberación y un exorcismo es que la primera es un pedido a Dios para que libere al alma torturada mientras que la segunda opción es un conjuro en el cual el diálogo es con el demonio al que se le ordena que se repliegue al infierno invocando el nombre de Jesucristo.
¿Cómo se diferencia a una persona que está poseída de una que sufre de una enfermedad mental o una depresión?, le preguntó Varsky, a lo cual Mancuso respondió que eso se realiza mediante una ceremonia llamada «discernimiento» que él lleva a cabo los viernes por la tarde.
Mancuso, además, desmiente todos los lugares comunes que se presentan en las películas del género: «El poseído no vomita sangre ni levita, pero se retuerce, maldice, grita de manera aterradora. El poseso triplica su fuerza, pega como si fuera un elefante», cuenta mientras asevera que necesita de dos ayudantes para llevar a cabo el proceso que repite una y otra vez hace 30 años y que motivaron el lanzamiento de un libro –llamado Mano a Mano con el Diablo- que describe sus experiencias con lujo de detalles.
Con respecto a su relación con Francisco, el sacerdote asegura que ha perdido el contacto desde marzo. «Desde que se fue a Roma no hablamos, lo eligieron Papa y la relación se cortó», se lamentó al aire.